La magia del soneto permanece,
la tinta de una pluma reverbera,
y al tomar mi plegaria pasajera
tu cuerpo se arrebata y se estremece...
Al par del dístico que ya se mece
y de ésta dualidad que es treintañera,
¿quién fuera el núbil que ínclito te viera
diciendo así: "qué's esto qu'acontece?
Porque la pena no será tropiezo,
ni la distancia apartará mi mano
para estrecharte en sombra de cerezo
y bajo el libro de un altar decano,
¡serán mis letras plácido aderezo
del dulce viaje hacia tu suelo hispano!
R. P. G.
Corazón de Jaguar ©
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