lunes, 14 de noviembre de 2011

Máscaras



La gracia que provoca tu hemisferio
se esconde con la máscara dorada,
¿qué cosa me dirá la asonantada
y el blanco maquillaje de misterio?

Se escucha la elegancia del salterio
en forma y actitud disimulada,
y mueves tu abanico, recatada
al ritmo de mi fútil cautiverio.

Más puedo vislumbrar por tu mirada
las álgidas pupilas de abandono,
sollozo contenido que es el tono,
el réquiem fantasmal en tu velada.

Hechiza la virtud inanimada
y toma por la fuerza y por encono,
aquella identidad que pierde el trono
y finge en escenario la estocada.

Tus ojos, tan azules y expresivos
convergen y fusionan en el viento,
el verbo que provoca al sentimiento
dejado por mis versos subjetivos.

¿Y dónde se mantiene lo que sueño?
Me paso la existencia en paralelo
viviendo con la máscara de velo,
al norte donde el sol se torna isleño.

No es gesto ni la mueca que perdura
la eterna condición del amoroso,
es acto del amante pernicioso
que besa con fervor tu comisura.

Tú dices: “el encanto de mi boca
se vierte con mi lágrima furtiva,
pasión que se diluye transitiva
con tinta juvenil que te provoca”.

¿Es éste tu misterio mujercita?
si el veto de tu amor es desencuentro
al borde con la máscara de centro,
¿por qué mi corazón no se marchita?

¿Qué tiene de especial tu mascarita
si al plazo nocturnal que le precede
se cambia tu cariño por la sede
e implora una verdad que debilita?

Final y movimiento, calamita
que imanta con lloroso pensamiento,
el último respiro en el tormento
y un ente vigilándote, bonita.

Y mientras se termina mi partida
no cesa la incipiente desventura,
y a punto de estallar tu vestidura
se escucha la canción de "flor dormida".

“No ronda”, ni Venecia con su fuente
la máscara que tomas sin reclamos,
ni el sueño en que los dos nos encontramos
buscándole respuestas al presente...

Tan sólo es la visión del inocente
que clama por la gloria y dice: "¡Vamos!"
a puerta del amor los dos marchamos,
¡no importa lo demás, es diferente!


Corazón de Jaguar ©
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