jueves, 29 de diciembre de 2011

Realeza


I. LIZTLI – PRESENCIA

Realeza la que muestras sin rubores
aroma de jengibre y de vainilla,
“presencia” con la estrella y su plumilla,
un frasco con perfume de las flores.

Fragancia amaderada, los vapores
el toque del almizcle y la grosella,
aroma que define a la doncella,
cubriendo de realeza sus favores.

Me siento a contemplar mi repertorio
el cual en tu presencia vivifica
la sombra que inocente magnifica
al verso que se escribe promisorio.

Y mientras el perfume de tu blusa
exponga con fervor sus propiedades,
las fórmulas, miríficas verdades
dirán que su razón es inconclusa.

¿Acaso no se entiende lo virtuoso
que exorna y mimetiza tu realeza,
así como el capullo en su simpleza
aguarda un resultado primoroso?

¿Y quién es el furtivo que te pinta
mezclando lo que artístico deduce?
excéntrico sujeto que es el cruce,
 la vuelta melancólica de tinta.

¡Mi trazo se convierte en tu diadema
y prueba tu fragancia deliciosa,
realeza que respondes prodigiosa
la exacta condición de mi poema!


II. LIZTLI – INDIVIDUAL

Realeza la que fúlgida te brota
al tiempo que declaras con mi pluma:
“soy tu mujer, variable de la suma,
el timbre afrancesado de la nota”.

Los mares del sureste gota a gota
arrullan tu presencia y con su espuma,
fragancia individual de suave bruma
que el cielo te entregó como su cuota.

Y es ésta la constancia que te clama
en tono enamorado y provocante:
descifra por completo el anagrama,

el único silencio del amante;
realeza individual que te proclama
el hecho de quererte a cada instante…

*

Ya vuelve la jactancia poderosa
que incita nuevamente a la locura,
el figurar galante en la pintura
de frente a tu silueta cadenciosa.

Y el ritmo undívago te vio preciosa
cubriendo de realeza vestidura,
¡Saltapared rindiendo su escritura,
a tu placer y ceja victoriosa!

Lo individual se vuelve mi memoria
y en quinta identidad de un juramento
convierte en realidad mi eterna historia,

realeza que diluyes mi tormento;
¡tan loco estoy de reclamar tu gloria
que pruebo ya la vid del sentimiento!


III. LIZTLI – LEYENDA

Yo siempre quise ser el influyente,
el único motivo de tu pecho,
¿y qué siguió en el borde de tu lecho?
¡recuerdo del jaguar y su cociente!

La suma de tu corazón decente
apenas goza la raíz del pleno,
mientras mi mano con perfil sereno
se acerca a la blancura de tu frente.

Y es ésta la leyenda de tu manto
que cita otro elemento que’s la clave,
la silla en la que posas guarda el llanto

que a diario el corazón en el enclave
derrama en taumaturgo desencanto
diciendo a sus adentros: “¿quién lo sabe?”

Me vuelvo el algoritmo interminable,
la fórmula descrita por “el niño”,
que vive entre mi mente confesable

y sale cada vez que le escudriño
la letra más acorde a la premisa
de tu calor tocando mi cariño.

¡Y déjese a tu mano de poetisa
el construir la dualidad pensada,
mezclando tu realeza y “mi divisa”
en la presencia individual que’s dada!

*

Termina aquí la situación diversa
que en tres instantes describió fragores,
realeza, “el amor de mis amores”,
¡te quiero convertir en "mi Marquesa"!


R. P. G.
Corazón de Jaguar ©
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jueves, 15 de diciembre de 2011

Ánforas


(ATL-18 Movimiento I)

El ánfora converge en el ambiente
y guarda entre su cuerpo la misiva,
campánula de esencia persuasiva,
lenguaje de un autómata adyacente.

Tomado con la fuerza de Minerva
el arco y la ocasión para flecharte,
recurso del poema, su estandarte,
meliflua colación de la reserva.

¿Por dónde se derrama su delicia
y prueba la dulzura de tu boca?
¿Y quién es el poeta que convoca
al último bastión de la caricia?

Contemplo tu contorno y su reflejo
pintado de un azul que reverbera,
cubriendo tu figura pasajera
a orilla con la “Venus del Espejo”.

¡Y el ánfora condena su resuello,
y un ósculo apodera tu cintura,
la misma con lumínica postura
posando en otro cuadro que’s tan bello!

Yo nunca imaginé que tu destello
viviera un ostracismo inveterado,
la pena del felino enamorado
que llora por la luz de tu cabello.

¡Es ánfora tu lecho compartido,
y cuello de la misma tu relato,
vaivén del ermitaño y su boato,
aquel que a la distancia es conocido!

(ATL-18 Movimiento II)

Son ánforas sin penas ni reclamos,
de formas y sublimes simetrías,
partiendo a su labor en lejanías
sin ver a las aldabas que tocamos.

Muchacha que caminas por los tramos
y al cándido fulgor de mis teorías,
¿las ánforas que en hombros cargarías
se lucen con las notas que cantamos?

Clemátide adornando tu trigueña
e indemne “vestidura” que deslizas,
arroja con vigor la marfileña

al Sur con las miríficas nodrizas;
¡y mira apasionada la risueña,
aquella tu anforita que utilizas!

*

Anhelo tu frescura y tu riqueza,
el sándalo que fluye presuroso,
es vino que contiene el prodigioso
camino hacia la gloria y su nobleza.

Tu encanto de sutil naturaleza
camina por la senda del juicioso,
y al borde d’un capullo bondadoso
descubro el recipiente y su belleza.

Coloco en el tintero mi derrota
más tengo la conciencia sumergida,
me encuentro analizando lo que brota

y espero descubrir inadvertida
tu cálida inocencia de gaviota:
¡las ánforas eternas de tu vida!



Corazón de Jaguar ©
1111210572870