Bajo la incesante espera
se esta tarde desmayada
se funde mi pasión desmadejada
envuelta en una letra prisionera...
niña, vacilante y dócil hada
que escuchas en el monte los suspiros
de aquellos tórridos zafiros,
¡me duele verte tan desencajada!
Porque el círculo de los momentos
y en el disco imberbe que giró en tu vida
quedó tu alma incólume y sufrida
a merced de los inveterados vientos...
y lloro cual inocente infante
porque en ésa ruleta recorrida
cayó en estrépito y rendida
mi palabra plena y delirante.
Y en el reinado de una primavera vana
donde la reina se vistió con fuerte gloria,
llorosa se oye la jaculatoria
de una virgen fina y provinciana.
¿Qué será lo que espero
si a la par de lo que la tinta escribe,
se percibe el álgido declive
de un amor que equivocó el sendero?
Te amaré en dichas y desvelos
y serás por siempre la violeta
que incesante añoré tener sujeta
al fúlgido placer de mis anhelos...
R. P. G.
Corazón de Jaguar
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