¡Qué bello es contemplar tu vestidura
tostada por el Sol, más queda ilesa,
tu mano y tu talón son de princesa,
incitas al placer de su aventura!
¡Alúmbrate coqueta, fiel dulzura
refléjate en el disco de turquesa
que en plumas de quetzal tu boca impresa
expone con fervor su comisura!
Te gozas como indómita estrellita
al toque del tambor precolombino,
oh luna sensorial de malaquita
mi sueño es desposarte cual felino;
¡y el cielo de obsidiana nos invita
la copa del amor alabastrino!