jueves, 9 de diciembre de 2010

Quimeras (2da. Abstracción)


Mi resplandor de luna que te fuiste
dejándome en tinieblas fementidas,
con manos irisadas y atrevidas
momento trágico a mi vida diste.

No puedo pensar, todo me es despiste
y ni siquiera un verso enlazo con mi pluma,
porque el espejo de tu ardiente bruma
cubrió con negro manto, condenado y triste.

Deambularé como una sombra vil, sin rumbo
por el pantano cenagoso de la pena,
donde la soledad envuelve entre cadena
la fascinación eterna de mi mundo...

Y entre diez mil quimeras vuelvo a verte
con el percal ignoto de una distancia,
que deja en mí su matinal constancia
de inútil realidad que es solo muerte...

Fui un ingenuo y torpe mozalbete
que rodeó como un listón tu acierto,
asemejando tu vivir al huerto
donde el infante prueba su juguete...

La guerra, la otra cara de mi entera
existencia que en la hipótesis juiciosa
que tú le hacías tan jactanciosa
en mi tálamo se vuelve cabecera...

Pensamientos tan dispares
que solo me transportan a quimeras
falsas, insolventes y agoreras
que me impiden recibir tus ósculos lunares...

¡Oh mujer que retomando el cruel tablero
soy el caballo, alfil y el peón que pierde,
manchando con tintura verde
el escenario adusto de tu juego!

¿Y la farola que me muestras en relato
con titilante lucecilla ya me alumbra?
sombra y afán, soledad, penumbra
de un ser que se perdió con su recato...

Porque eras tú niña con vestido inerme
y yo el pequeño que en corcel de pliego
gritaba a toda voz: "¡abran el fuego!"
mientras decías tú: "mi muñequita duerme"...

¿Qué será de mi condición humana
si se desangra mi cuerpo en esta tierra?
yo anhelo paz y tengo guerra
bajo el estruendo de una nube arcana.

Inerme, inerme como tu muñeca
que arrullas entre tus pacientes brazos,
¡cómo quisiera desatar los lazos
de mi pasión que ya se torna hueca!


R. P. G.
Corazón de Jaguar ©
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